Por suerte del destino, o por designio de un arquitecto todopoderoso o una mano invisible hay días que tiene un valor particular, otros no tienen ninguno y a veces existe una confluencia misteriosa de eventos que se suceden de forma sincrónica.
Por este mismo motivo es que hoy nos toca recordar tres fechas significativas para el país y el mundo. Son tres instancias que han irrumpido en el curso más o menos homogéneo de la historia y han transformado nuestra visión del mundo.
El 26 de julio de 1890 jóvenes argentinos se levantaban en armas contra un gobierno corrupto e ilegitimo y exigían elecciones libres, secretas y universales. La vía democrática de nuestro país se hacía visible. Ocurría la Revolución del Parque, nacía una gran gesta patria para garantizar la participación popular e instalar la Democracia.
El 26 de julio de 1952 fallecía Evita, para algunos la abanderada de los humildes, luego de una larga y dolorosa lucha contra el cáncer. Su labor forjó un compromiso entre nuestro Estado y la lucha contra la desigualdad de una forma única.
El 26 de julio de 1953 un grupo de partisanos atacaba el Cuartel Moncada en Cuba dando origen a una revolución que seis años después se haría con el poder de la isla y que sacudiría al mundo en el proceso, el “Che” lideraba la revolución cubana.
Símbolos de luchas, representaciones concretas de los más diversos hombres y mujeres de nuestra patria dispuestos a defender sus ideales y derechos. Un día para celebrar las diferencias de sus pensamientos, pero que se unificaron en la importancia de la acción; demostrando que más allá de las intenciones y las palabras hay un profundo compromiso con la transformación de la realidad.
Estos tres momentos, estos tres instantes, casualmente ocurrieron el mismo día. Han sido parte indiscutible de la construcción de la política y los derechos en nuestro país. Dividen aguas en discusiones y sus consecuencias hasta el día de hoy son objeto de polémicas. En este sentido yo elijo quedarme con el espíritu democrático de la Revolución del Parque, el compromiso con los humildes de Evita y el sueño de un mundo más justo que inspiró alguna vez a la Revolución Cubana.
El sacrificio, la voluntad y el liderazgo de todos aquellos compatriotas que participaron de esos diversos momentos nos tienen que acercar en los tiempos actuales. Es la revalorización del compromiso y el sacrificio que implica para todos los argentinos la construcción de la Argentina que tanto soñamos y nos merecemos.
Más de 60 años nos separan de estos hechos, sin embargo es innegable su trascendencia y su valor.
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