La Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires presentó hace algunos días su “Guía de Derechos Sexuales y Reproductivos”. Días después tuvimos la oportunidad de llevar ese material a aulas de toda la Ciudad de Buenos Aires. Esta acción se centró en escuelas de la zona sur de la capital debido a que allí se concentran mayores niveles de embarazos adolescentes, como de marginalidad. De todas formas, los problemas sexuales y reproductivos no se circunscriben a esta parte de la ciudad. Al contrario, se constituyen como un problema del conjunto de los jóvenes.
Esta acción tiene un valor y un sentido enorme. Con esta guía nosotros le permitimos a los jóvenes acceder, conocer -y a partir de ello- poder ejercer estos derechos. Derechos que los hacen más libres, que los vuelven responsables de sus acciones, que los empodera como futuros adultos.
El primer paso para poder defender un derecho es poder conocerlo, quitarle los tabúes que lo rodean. En el caso de estos derechos, los tabúes se hacen más presentes porque afectan fueros sumamente íntimos y personales. Poder romper con estos tabúes, generar la confianza para discutir estos temas y garantizarlos mediante el cumplimiento de la ley son la primera instancia de una sexualidad más sana y plena.
En última instancia nuestro objetivo es brindar claridad sobre los derechos con los que cuentan todos los jóvenes en un tema fundamental para el pleno desarrollo de su vida. Saber cómo cuidarse uno mismo y saber cuándo el Estado puede intervenir para cuidarnos es fundamental. La sexualidad no es solo una cuestión biologicista. No se termina en la genitalidad o en la profilaxis. Al contrario, prácticamente todo campo de estudio tiene margen para contribuir al debate sobre la sexualidad. Como parte de ella podemos entender el sostenimiento de relaciones sanas, la identidad sexual auto percibida, el consentimiento, el abuso o la discriminación. Es de esta forma que una sexualidad libre se articula como un derecho. Es así que toda legislación que busque visibilizar las problemáticas del sexo nos hace más dueños de nosotros mismos y nos da más libertad para tomar decisiones.
En medida que esto se desarrolla, también crece la necesidad del debate por el aborto legal, seguro y gratuito. Afortunadamente nuestra sociedad está dando esta discusión. Poder garantizar la interrupción del embarazo bajo el amparo del derecho es una cuestión de salud pública, es menester evitar que haya mujeres que mueran por realizarse un aborto clandestino en condiciones de insalubridad e inseguridad. Es poder garantizar a miles de mujeres el poder de decisión sobre su propio cuerpo. Es poder darle a una pareja la posibilidad de planear un futuro juntos como más lo deseen y con las mejores posibilidades.
El ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos convierte a los jóvenes en ciudadanos de forma plena. Los inscribe en nuestra sociedad y -como ya dijimos- los empodera.
No pensemos más la sexualidad limitada a la clase de biología del colegio secundario. Existe la sexualidad en muchísimos ámbitos, animémonos a tratar con ella. Sigue siendo fundamental la idea de Educación para decidir.