El martes volvíamos a recibir el 1° de mayo -el día internacional de los trabajadores- en nuestro país y en todo el mundo. Creo que vale la pena utilizar esta fecha para pensar acerca de los derechos conquistados y los derechos por conquistar para todos aquellos que somos parte de la clase trabajadora.
El 1° de mayo es recordado como el día de los trabajadores a partir de los sucesos ocurridos en la ciudad de Chicago en 1886. El 1° de mayo en esa ciudad de Estados Unidos se reunieron 200 mil trabajadores que se desempeñaban en una infinidad de rubros y se llamaron a la huelga. Ellos reclamaban mejores condiciones de trabajo y una jornada laboral de 8 horas. La huelga se extendió varios días. Chicago se volvió el escenario de una batalla campal entre trabajadores y polícias. Una vez que las movilizaciones habían llegado a su fin se llevó a cabo un juicio plagado de irregularidades que determinó la muerte por ahorcamiento de 5 trabajadores. El escritor cubano José Martí, que se desempeñaba como periodista para el diario La Nación relató:
“… salen de sus celdas. Se dan la mano, sonríen. Les leen la sentencia, les sujetan las manos por la espalda con esposas, les ciñen los brazos al cuerpo con una faja de cuero y les ponen una mortaja blanca como la túnica de los catecúmenos cristianos. Abajo está la concurrencia, sentada en hilera de sillas delante del cadalso como en un teatro… Firmeza en el rostro de Fischer, plegaria en el de Spies, orgullo en el del Parsons, Engel hace un chiste a propósito de su capucha, Spies grita: “la voz que vais a sofocar será más poderosa en el futuro que cuantas palabras pudiera yo decir ahora». Les bajan las capuchas, luego una seña, un ruido, la trampa cede, los cuatro cuerpos caen y se balancean en una danza espantable…”.[1]
1886 y las jornadas de mayo parecen estar lejos. Mucho ha cambiado en nuestro mundo. Nos hemos visto diezmados por una infinidad de guerras donde se pudo observar la perversidad del hombre, países enteros se han creado y han caído, vivimos las más heroicas revoluciones y las más terribles dictaduras, vimos la creación y la difusión de Internet y por primera vez en la historia de la humanidad nos pudimos comunicar de un extremo al otro del globo prácticamente sin intermediarios y en un instante. Nuestra realidad ha cambiado sustancialmente y sin embargo seguimos reclamando los mismos derechos por los que murieron los mártires de Chicago. Es en este mundo moderno, hiperconectado y dinámico que debemos preguntarnos acerca de los derechos laborales y sociales del futuro. Poder pensar jornadas más cortas en un contexto donde las herramientas nos permiten hacer nuestro trabajo de formas más rápidas y eficientes, la libre movilidad de las personas dentro de este mundo extremadamente conectado. O pensar nuevos espacios de trabajo, con más recursos y por consiguiente más derechos.
Sin dudas el rol del ser humano dentro del proceso productivo está cambiando a paso agigantados, donde la Inteligencia Artificial y las nuevas tecnologías generan una capacidad productiva sin precedentes; sin la necesidad de la incorporación de nuevos trabajadores al proceso. Es por eso que debemos poner en agenda el debate por la renta universal: un recurso para todos los ciudadanos; que nos permita construir la equidad del futuro, evitando las grandes concentraciones de capital que pueden hacer retroceder las grandes conquistas de derechos vinculados al mundo del trabajo.
Los mártires de Chicago han sentado un precedente clave para los reclamos sociales de toda la humanidad. Ellos han tenido que pagar con su vida los derechos que hoy ejercemos. No reconocer su lucha y su valentía es no tener conciencia de nuestro lugar en la historia. La mejor forma de homenajearlos en mantener viva su memoria, y como ellos, luchar por la conquista de nuevos derechos para todos los trabajadores del mundo.
[1] “La Historia del 1° de Mayo”. Disponible en https://web.archive.org/web/20121018125450/http://www.ugt.es/ugtpordentro/historia1demayo.htm consultado el 1 de mayo de 2018