Este 8 de marzo las mujeres argentinas se suman al paro internacional de mujeres. Alrededor de 49 países participan de la iniciativa que surgió a fines del año pasado en Polonia, más precisamente el 3 de octubre de 2006, inspiradas en el caso de las Islandesas en 1973, las polacas hicieron un paro de un día para solicitar que frene la criminalización de la interrupción voluntaria del embarazo en una legislación sancionada. Desde ese entonces Argentina se plegó al movimiento efectuando un paro tras los brutales feminicidios acaecidos el pasado año.
Lo que vincula a la mayoría de los países participantes es la misoginia generalizada en todos los aspectos de la vida pública y privada. Las instituciones democráticas tienen la responsabilidad de hacer valer la igualdad de derechos para todos los ciudadanos y de garantizar la justicia.
Sin embargo, en nuestro país son crecientes los casos de femicidio, violencia de género y criminalización de la mujer por la interrupción voluntaria del embarazo. Sin pasar por alto cuestiones que no sólo no son parte de la agenda pública, sino como el acoso callejero, aún se encuentran vacantes de legislación. Los medios de comunicación son negligentes en su responsabilidad legal de proporcionar información confiable y cobertura completa. La educación provista por el estado carece de perspectiva de género y profundiza los estereotipos machistas que violentan los derechos femeninos. Los escenarios políticos, económicos y sociales (sobre todo los de carácter público) están dominados por los varones, no por su capacidad y eficacia, sino por la expulsión estructural de las mujeres de los espacios de poder.
Estas son algunas causas que inspiran un paro de mujeres, para poder ejercer presión sobre las instituciones a fin de que se garantice la igualdad de derechos.
Por todo esto acompaño, celebro y fomento desde mi espacio, el paro internacional de MUJERES, prestándome en servicio a la lucha por los derechos de la mujeres en lo que se me requiera.