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Boca – River: la final que nos merecemos

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El sábado se juega el superclásico. Quizás la versión más importante de este partido de los últimos años. El ganador será campeón de América y el perdedor, volverá con las manos vacias. Es el evento deportivo más importante que verá la Ciudad este año, incluso luego de haber sido sede de los Juegos Olímpicos de la Juventud.

Sin embargo, han surgido muchas dudas acerca sobre si la sociedad argentina está preparada para experimentar un evento de esta envergadura. Como hincha de Boca no puedo ser parcial. Pero si creo que esta es una oportunidad para que como sociedad sentemos un precedente, un punto de inflexión, sobre cómo vivimos el fútbol.

Poder ver este espectáculo deportivo y en paz es fundamental. Tenemos que poder garantizar que sea una fiesta para todos y que esta ocurra en paz y sin incidentes. Es mi deseo que los visitantes puedan volver a los estadios, que se pueda celebrar en el obelisco y que gritemos los goles de la forma que queramos. Sin embargo, esto exige un compromiso cívico de parte de todos.

Tenemos que entender que nuestra pasión por el deporte tiene que quedar en la cancha. Por nada del mundo puede volverse agresión contra terceros. Hinchar en paz es celebrar en paz. Y a pesar de todo lo anterior, dudo que el momento de poner a prueba a la sociedad sea con este parteaguas.

Rechazo las posturas de algunos funcionarios de nivel nacional que han declarado que el partido se jugara de tal o cual forma. En primer lugar, no crea que sea atribución del gobierno nacional ni puede ser prioridad de ningún funcionario no ligado directamente al deporte. Tampoco creo que brindar declaraciones sobre cómo se jugará el partido de forma unilateral construya el compromiso cívico que necesitamos.

Recuperemos las canchas, los estadios, como lo que son: un lugar de fiesta. Una salida de fin de semana para la familia, un lugar de encuentro con otros fanáticos. Quitémosle ese velo de terror que hoy tiene el deporte, donde la corrupción y la violencia toman parte fundamental. El deporte debe volver a ser pensado como un lugar de recreación y de cultivo del cuerpo. Ya no como un espacio donde la clave este en el rol que deberán tener las fuerzas de seguridad antes, durante y luego de un encuentro.

Que este partido sea el puntapié de un proceso que nos permita regresar a las canchas, hinchar por nuestros equipos y celebrar el deporte. Esta es la única forma en la que todos podemos ganar.

 

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