Recientemente se hizo público que el ministro de producción Matias Kulfas presentará frente al Presidente de la Nación y al Consejo Económico y Social un proyecto de ley para dar un marco regulatorio para la producción industrial y medicinal de Cannabis. El rumor del proyecto circulaba hace tiempo y busca ser la complementación productiva del reciente cambio en la reglamentación del cannabis medicinal.
En noviembre del año pasado el decreto 883/2020 expandió los usos medicinales contemplados para el autocultivo y la compra de cannabis medicinal a la vez que conformo el Registro del Programa de Cannabis (REPROCANN). Aunque la posibilidad de obtener preparados en farmacias esta contemplada por el decreto, en los hechos esto no ocurre.
La inscripción al REPROCANN esta limitada al cultivo unipersonal o para ONGs sin fines de lucro. No están contemplados cultivos de mayor escala, clubes o laboratorios que son al fin y al cabo quienes podrían proveer los aceites y demás derivados medicinales.
En los papeles es posible acceder de forma legal a aceites producidos localmente por el CONICET o el INTA (los dos organismos facultados normativamente para garantizar el aprovisionamiento), por la Agencia Nacional de Laboratorios Públicos o por una de las al menos 9 empresas u organismos estatales con licencia para cultivar, investigar o procesar el cannabis. Sin embargo, hoy es casi imposible acceder a estos productos debido a la completa falta de articulación con farmacias, las bajas cantidades cultivadas, la falta de claridad en los criterios exigidos por ANMAT.
Otra opción legal es la importación de aceites producidos en el extranjero, como el aceite de CBD de Charlotte’s web. Esta opción sumamente costosa y engorrosa debido a los altos costos de transporte, a que estos productos están valuados en dólares (un aceite de 100ml cuesta 100 USD) y a las numerosas trabas aduaneras a las importaciones. Además, debido a que hoy existen los ya mencionados sustitutos nacionales, justificar la importación del medicamente se hace aun mas complejo.
Todas estas situaciones empujan a quienes necesitan un tratamiento médico hacia el mercado negro, donde no existen garantías de calidad y el riesgo de ser estafado es muy grande. La ampliación de la cantidad de productores es condición necesaria para garantizar el acceso al cannabis medicinal de calidad.
El mayor acceso a productos farmacológicos no será la única ventaja de una ley de producción de cannabis. También es un paso muy importante hacia el florecimiento de una industria con grandes perspectivas. Un informe realizado para el Ministerio de Producción por los investigadores de la Universidad de Buenos Aires Andrés López y Sebastián Gómez Roca estima que el mercado potencial del cannabis medicinal en Argentina es de 450 millones de dólares al año. Esto significa una cantidad de empleos muy grande debido a la variedad de la cadena productiva que va desde:
- El desarrollo genético de cepas argentinas
- El cultivo y la cosecha
- El almacenamiento, secado y acondicionamiento de la producción
- La elaboración de los derivados medicinales
Todo esto sin contar todos los empleos indirectos que se crearían por ejemplo por la compra de insumos, los servicios contables y legales requeridos, el transporte utilizado, el diseño de la marca o en el desarrollo de páginas webs.
La clave del proyecto serán los requisitos establecidos para el otorgamiento de licencias, de los cuales se va a determinar el esquema productivo argentino. Es importante un esquema de licencias que se ajuste a las distintas etapas de la cadena productiva y permita integrarse tanto a los pequeños como a los grandes y tanto a empresas intensivas en tecnología como a las intensivas en mano de obra.
Pingback: Productores Cannabicos – Arturo Pozzali