El jueves 1ro de octubre el gobierno nacional anunció varias medidas económicas. Las más relevantes fueron la suba de la tasa de interés de referencia, la creación de nuevos instrumentos de ahorro atados al dólar y la baja de retenciones para la industria y el sector agropecuario. El objetivo de estas medidas es incentivar el ahorro en pesos y la liquidación de divisas para detener el sangrado de reservas que está teniendo el banco central.
El consenso entre los analistas financieros y agropecuarios es de que estas medidas, a pesar de encontrarse en el sentido correcto, son insuficientes y no alcanzarán para lograr los efectos deseados. Son demasiado poco, demasiado tarde.
En un contexto de tanta incertidumbre las expectativas de devaluación e inflación ahogan cualquier incentivo a ahorrar en una moneda que vale cada vez menos. La historia argentina nos señala que los plazos fijos casi siempre perdieron contra el dólar, como se ve en el gráfico de abajo. Históricamente el ahorrista en pesos siempre perdió.
fuente: Basco, Burdisso, Corso, Grillo, D’amato y Katz (2012). Cortesía de Juan Ignacio Paolicchi (@JuanPaolicchi)
Por otro lado, los instrumentos atados al dólar oficial (Dollar Linked) dependen del valor que el BCRA decida ponerle a la divisa extranjera, y por lo tanto quedarían retrasados ante aumentos de la inflación o en la brecha cambiaria. Internamente este tipo de herramientas genera un conflicto de intereses ya que aumenta el tamaño de la deuda ante devaluaciones y genera incentivos a mantener el tipo de cambio oficial bajo.
Por su parte el sector sojero reclama que la baja de retenciones a la soja de un 33% a un 30% son insultantes. A este tipo de cambio los sojeros se verían obligados a vender sus dólares por 53 pesos mientras que para recomprarlos a través del sistema financiero su costo ronda los 150 pesos, es decir que pierde aproximadamente dos tercios de sus ingresos al verse obligados a liquidar. Este tipo de cambio es incompatible con una estrategia que busque traer dólares exportando. Además, los anuncios de devaluación que hizo el Banco Central y que reconoció el ministro de agricultura Luis Basterra desalientan cualquier incentivo a liquidar que pudiese dar la baja en las retenciones.
No se puede discutir la insuficiencia de estas medidas sin mencionar el reforzamiento del cepo que se realizó el 15 de septiembre. Este fue un error no forzado gigantesco en materia económica por parte del gobierno.
Desde el anuncio se observó un empeoramiento en casi todos los indicadores económicos y financieros. El riesgo país subió un 20%, esto significa que los bonos argentinos rinden alrededor de un 15% y son el tercer instrumento de renta fija soberano más riesgoso del mundo. Según un análisis de Adrian Yarde Buller en base a las cotizaciones de los bonos argentinos, se estima una probabilidad de un nyevo default del 70% en los próximos tres años.
Asimismo, se aceleró la devaluación de los dólares MEP, CCL y blue. Las brechas con el oficial son del 82%, 95% y 87% respectivamente.
A pesar de todo esto la caída de reservas casi no se detuvo: se perdieron más de mil millones de dólares en las últimas dos semanas de septiembre. Esto se trasladó a los depósitos en dólares que cayeron en U$S 1200 millones en el mismo periodo.
Debido a que el cambio en la normativa fue realizado de forma desprolija y abrupta los bancos tuvieron muchos problemas para adaptarse a esta. En el comunicado se les exige que antes de vender dólares sepan los gastos en dólares de sus clientes con tarjeta de crédito y reciben algún subsidio. Obtener esta información y trabajarla con eficiencia requiere muchísimos recursos y coordinación. Es por esto que durante casi dos semanas nadie pudo acceder al dólar ahorro mediante homebaking, esto generó mucha intranquilidad y engendró un rumor falso de corralito que se podría haber evitado.
Encima de esto, en el mismo día en que se anunciaron las medidas mencionadas al principio de este artículo miles de trabajadores descubrieron que tenían prohibido el ahorro en dólares debido a que la empresa donde trabajan financió parte de sus sueldos con el programa ATP. Como las medidas favoreciendo el ahorro en pesos no se anunciaron hasta pasadas las 4 de la tarde, muchos ciudadanos se encontraron sorpresivamente en un limbo donde el gobierno les prohibía el ahorro en dólares sin ofrecerles a cambio ninguna alternativa atractiva. Esto se podría haber evitado fácilmente realizando los anuncios en la semana anterior.
Si el gobierno quiere crear un shock de confianza que impulse la inversión, la actividad privada y el ahorro en pesos es necesario que:
1) Comprenda que la falta de reservas no refleja una escasez de dólares, sino una escasez de confianza en la gestión del gobierno y un sobrante de emisión en pesos.
2) Haya coordinación entre las distintas entidades económicas. Reforzar el cepo a dos días de que Cecilia Todesca y Martin Guzmán hayan dicho que esto no iba a ocurrir, el presidente del BCRA explicando que la inflación es responsabilidad del Ministerio de Producción o la presidenta del ANSES opinando sobre el diseño de la política económica son señales muy graves de falta de coordinación y cooperación entre los miembros del equipo económico.
3) Se diseñe un plan económico, aunque sea a mediano plazo, el momento de navegar la tormenta ya expiró. Ante tanta incertidumbre el gobierno debe coordinar las expectativas y señalar un horizonte.
4) Se solucione el conflicto político con el campo, con los precios de la soja en máximos la exportación agrícola es nuestra única salida a la crisis.
5) Se convoque a la oposición para construir un comité de expertos económicos que contenga a todo el espectro político y se encargue del diseño de un nuevo plan en base al diálogo, lo que le dará credibilidad en el largo plazo.
Como cierre, una reflexión. No se pueden solucionar problemas estructurales con soluciones coyunturales. No se puede sobrepasar una crisis económica haciendo acuerdos únicamente con los sectores amigos. Nadie puede quedarse atrás, nadie debe quedarse afuera. La crisis más grande de la historia de nuestro país exige un gobierno y una oposición que estén a la altura de la misma. Necesitamos una dirigencia política que deje de lado las mezquindades en pos del bien común y de construir la Argentina justa, democrática y equitativa que todos queremos.