La tragedia de Villa Gesell todavía está pendiente de Justicia. Vale preguntarse cuál fue el momento en que como sociedad cruzamos el umbral que habilita a un grupo de jóvenes a pensar que es viable actuar de esta forma salvaje y burda. No hay excusas que valgan para encubrir lo que hoy sabemos fue un brutal asesinato.
No podemos caer en el lugar cómodo de afirmar que los perpetradores de este hecho son un grupo aislado, una banda de bárbaros, un elemento al margen del grueso de la sociedad. Si estas personas pudieron hacer lo que hicieron es porque hay detrás un entorno que explícita o implícitamente los habilitó a ello. Mucho se ha hablado de los valores inculcados a estos chicos y el rol que guardan en relación con el incidente. Creo que antes de fustigar a unos “valores” ininteligibles es clave señalar que los valores que importan son aquellos de una sociedad democrática y del entendimiento. Que resuelve sus conflictos en el dialogo y en el consenso y que ha cerrado completamente la puerta a la violencia. Como sociedad debemos bregar por su desarrollo y extensión a todos los ámbitos.
Se ha perdido el rol de los clubes en el presente. Estos deben volver a ser puntos de sociabilidad positiva en nuestro entorno, lugares de encuentro de las distintas realidades que cohabitan. Es verdad, si muchos clubes hoy se encuentran limitados económicamente a la hora de abrir sus puertas es imposible hablar sobre la viabilidad de que estos se vuelvan espacios formadores de prácticas y códigos. Es el Estado el que debe hacerse presente para poder garantizar y fortalecer el rol de estas instituciones en las comunidades.
Hoy en día existen prácticas que permiten lograr consensos y evitar estas situaciones. Bregar por lugares de encuentro entre personas con distintas experiencias, incentivar el entendimiento y la diferencia y fomentar el dialogo son acciones que de ser tomadas hoy nos ahorraran otra tragedia y contribuirán a una sociedad más democrática. La educación en materia de derechos y el encuentro de personas disimiles son la piedra fundamental de una sociedad menos conflictiva.
En lo inmediato, lo que resta es aguardar al
proceso judicial. El entramado institucional es clave para llevar Justicia a
los que terminaron con la vida de un joven y esencial para llevar calma y
tranquilidad a familiares y amigos de la víctima.