Mañana jóvenes y estudiantes de Argentina se suman a una de las movilizaciones más grandes que vio la historia mundial. Y no es para menos, porque lo que está en juego es el futuro de nuestro planeta.
Desde ya hace unos meses, miles de jóvenes en distintas ciudades asisten a “Viernes por el futuro”. Estos encuentros se realizan todos los viernes a nivel mundial y su objetivo es reclamar a gobiernos de todo el mundo que se tomen medidas concretas para proteger el medioambiente. El movimiento toma una postura muy dura contra la política global y denuncia que esta ha utilizado al medioambiente de forma declarativa, haciendo grandes anuncios con poco o ningún impacto.
En Argentina el medioambiente no tiene el lugar que se merece en la agenda pública, en gran medida por los problemas estructurales de nuestro país. Sin embargo, este tipo de acciones, enmarcadas en movimientos globales, ayudan. Nuestro mayor problema es lograr un equilibrio efectivo entre producción y medio ambiente. Necesitamos trabajar en regulaciones que permitan el desarrollo productivo sin dejar de proteger nuestros recursos naturales y el medio ambiente. Necesitamos políticas que entiendan las necesidades de cada región y operen sobre ellas.
De esta forma la Ciudad de Buenos Aires tiene que fijar su norte en dos cuestiones clave: la basura y la Cuenca Matanza Riachuelo. Con el reciente decreto que habilita a la importación de basura nos vemos obligados a pensar en la falta de regulación y pautas que tenemos para el procesamiento que nosotros mismos generamos. Aunque existe legislación que habla de “basura cero” este objetivo está muy lejos. Con esta nueva habilitación parecería este horizonte queda todavía más lejos.
La otra gran problemática es la Cuenca Matanza Riachuelo. La incapacidad de todos los gobiernos poder sanear el Riachuelo deja en claro el punto de “Viernes por el futuro”. Necesitamos tomar acción de manera urgente. ACUMAR, el ente encargado del saneamiento, ha fallado sistemáticamente en dar respuestas. Y aunque hoy desde la Defensoría hay acciones concretas para lograr que ACUMAR tome sus responsabilidades este recién es el primer paso de combatir la desidia del organismo.
La solución no puede quedar únicamente en el plano doméstico. El mundo no va a salvarse únicamente si reciclamos y optamos por energías renovables en nuestros hogares. No. Necesitamos que gobiernos y empresas cambien la manera de producir que tenemos. Debemos adoptar políticas de transformación, de alto impacto y debemos hacerlo lo antes posible.
El mundo, nuestro planeta, es uno sólo. Necesita ser cuidado y mantenido para que este perdure a las generaciones que están por venir.