“El problema de la basura no es un problema de uno de nosotros, es tu problema, es mi problema, problema de él, de todos, por lo tanto, hacete cargo” se enuncia en el tráiler del nuevo documental del director argentino Ulises de la Orden: Nueva Mente. Tan realista como revelador este largometraje nos muestra una realidad y nos permite repensar una problemática que muchos ignoran y de la que otros somos conscientes y elegimos ignorar.
Con ciudades cada vez más abarrotadas es clave que pensemos como manéjanos nuestros residuos. Parece una locura, pero en cualquier momento, podríamos estar nadando en nuestra misma basura ¿Qué podemos hacer antes de que esto ocurra?
La basura es considerada uno de los problemas ambientales más grandes de nuestra sociedad y a medida que la población y el consumo per cápita crecen también lo hacen los residuos. Esto pone en peligro la capacidad del medioambiente para mantener nuestras necesidades y las de futuras generaciones. Pareciese que cada vez es menos un tema de sustentabilidad y más un tema de supervivencia.
En nuestra ciudad, cada habitante pasó de generar 1,3 kilos de residuos por día en 1995 a 1,5 kilos en 2018. Aunque esto pareciese poco se tradujo en que los porteños pasamos de generar 1400 toneladas de basura a 250 mil toneladas.
En su documental, Ulises de la Orden sigue el recorrido de esas miles de toneladas de residuos diarias que llegan a un saturado CEAMSE. El documentalista nos muestra que la actual política de enterrar los residuos está alcanzando niveles críticos, y que el Estado no está brindando ningún tipo de alternativa. Al contrario, son algunas cooperativas las que se encuentran a la vanguardia en la reutilización de la basura.
No es sorpresivo descubrir el negocio millonario que hay detrás del manejo de la basura. Las empresas privadas contratadas para la recolección y el barrido cobran entre 2 y 3 mil millones de pesos, según estimaciones, mientras que la única empresa estatal tiene un presupuesto de 600 millones. Únicamente el CEAMSE recibe 1.980 millones para gestionar la disposición final de los residuos.
Esta más que claro que la basura ya no es más ese objeto inservible que depositamos en un tacho y sacamos a la calle. La basura es ese problema que está socavando todo nuestro entorno tan lentamente que no lo percibimos, y es el desinterés por fomentar un sistema de tratamiento sustentable lo que nos llevara a la inminente destrucción de nuestros ecosistemas.
Se está haciendo hora de que despertemos y nos comprometamos en la reducción, el reciclado y la reutilización. Debemos entender el valor de los materiales en desuso. Es una discusión en dos niveles: el particular y el general. Nosotros como individuos, como vecinos, necesitamos empezar a reciclar en nuestra vida cotidiana. Reducir el uso de elementos descartables y consumir de manera inteligente. A su vez, nada de este esfuerzo serviría si queda reducido al hogar de cada uno. Es el Estado el que tiene que empezar a hacer que las empresas se vuelvan más sustentables y produzcan menos desechos.
Las empresas deben empezar a pensar que parte de lo producido se desperdicia y como puede ser recuperado. Las botellas retornables son un buen ejemplo de esto, solo es necesario pensar cómo aprovechar este tipo de prácticas y para poder aplicarlas a más casos.
Hay algunas acciones que impulsan este tipo de buenas prácticas. Sin embargo, la mayoría son casos aislados y no cuentan con ningún tipo de coordinación entre sí. Hoy más que nunca hace falta que el Estado se haga cargo de esta problemática. Que de la mano de campañas de concientización sobre el reciclado en nuestros hogares haya políticas concretas para que las empresas cambien sus formas de producción.