Nuestro país vive momentos difíciles esto es un hecho. Con una inflación en un aumento, la devaluación de la moneda y la amenaza de un estallido social una vez más los argentinos nos vemos empujados a condiciones extremas. Es necesario permanecer impávido. Los recuerdos de otras experiencias traumáticas permanecen en nuestra memoria. La crisis del 2001 con su vaciamiento institucional marcaron a fuego mi experiencia en la política, sacudiendo el universo educativo y gremial.
Sin embargo, a diferencia del 2001, es fundamental que no se rompa el entramado social que nos une como habitantes de nuestro país. Tenemos que optar por el dialogo, el compromiso y el respeto mutuo y a las instituciones. Al final del día las crisis solo se atraviesan construyendo y creando certezas capaces de vencer al miedo y a la incertidumbre.
Nos encontramos con que contamos con un sistema político que crece, cada vez es más grande, que incorpora más actores y que sistemáticamente falla en satisfacer las necesidades de estos. No necesariamente implica que este se achique. Al contrario el crecimiento del sistema político nos muestra nuevas formas de participación y acercamiento a las política. El sistema falla porque no se a aggiornado a los nuevos tiempos. No brinda las soluciones con la celeridad o de la forma adecuada cuando las da y caemos en un escenario de alta participación pero de poca confianza en las instituciones. Resolver esto requiere de un compromiso entre ciudadanos e instituciones. Las instituciones deben replantear como dialogan con la sociedad, como reciben sus demandas y como las transforman en soluciones. Mientras tanto la sociedad debe volver a confiar en las instituciones como herramientas de resolución de conflictos. Es un doble juego entre estos actores que de darse nos traerá más certidumbre, mayor transparencia y mejor accountabilty de la política presente.
Este es mi deseo y el de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires que en las últimas horas ha hecho un llamamiento al dialogo nacional. Un espacio donde los distintos grupos sectoriales y partidos políticos puedan delinear un proyecto en conjunto sobre el país que nos merecemos los argentinos. Sin mezquindades ni oportunismos. Por la paz y el crecimiento. Contra la pobreza y la desigualdad. Estas son las bases en las que tiene que erigirse el futuro del país.
