La discriminación, la xenofobia y el racismo son elementos que parecen haber disminuido de nuestra sociedad. Parecen. Porque sin embargo singuen estando presentes, para recordarnos que no podemos tener un momento de paz. Desde las expresiones más complejas que se han ganado un lugar en los medios de comunicación masivos, hasta los más burdos gestos ante la presencia de alguien distinto configuran el abanico amplísimo de la discriminación en nuestro país.
Los ataques y amenazas a grupos étnicos y religiosos de nuestro país son más frecuentes de lo que nosotros queremos creer y eso revela la existencia de sectores en nuestra sociedad sumamente violentos, anti-democráticos e inescrupulosos. Sin obviar que en los últimos tiempos han ido en aumento las distintas expresiones de este tipo.
No creo que la solución este en la tolerancia. La tolerancia implica soportar la diferencia. Hacerla manifiesta y concentrar todos los esfuerzos en ocultar el malestar que eso genera. Al contrario, yo creo en una sociedad del entendimiento. Donde todos podamos aprender de las diferencias que cada uno tiene y nos fortalezcamos como sociedad.
La historia de Argentina es por naturaleza diversa. Formada por la mancomunión con los pueblos indígenas luego recibimos importantes oleadas de inmigrantes europeos y en los últimos años cada vez más naturales de América Latina deciden hacer de Argentina su hogar para el futuro.
Como argentinos tenemos un compromiso con la construcción en diversidad y la integración. Es motivo para estar orgullosos. Es más la Ciudad de Buenos Aires tiene en su historia una tradición de recibir inmigrantes de todo el mundo, volviendo a la Capital una de las ciudades más heterogéneas del país y de la región.
Por este motivo es que estoy convencido de que tenemos que tender hacia posturas y acciones que profundicen y garanticen esta vida en comunidad, integrada, respetuosa y de continuo aprendizaje. Es por ello que hace unos días tuve el honor de representar a la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires en la firma de un convenio que traerá un cambió sustancial a la apariencia de uno de nuestros barrios más emblemáticos. Junto con la DAIA, el INADI, el Centro Cultural “Ernesto Sábato” y la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA abordamos el compromiso de intervenir las persianas de los comercios de la con murales que incentiven al respeto y al entendimiento. Tomemos un momento e imaginemos uno de estos barrios intervenidos, por ejemplo el barrio de Once. No solo es un punto emblemático y un lugar de paso para miles de personas todos los días. Once en su historia ha sido hogar de los más diverso de Buenos Aires. Por sus calles ha pasado gran parte de la movida under del rock nacional, es hogar de importantes colectividades como la judía, la peruana y la boliviana y es un ejemplo de convivencia. Once es un barrio de matices y queremos plasmarlo en sus paredes, para que estas sean evidencia y ejemplo de una sociedad que crece, se integra y se fortalece en la diversidad.
Transformemos la ciudad, no solo como un lugar estéticamente más bello a través del arte, sino que también a través de este en un lugar más plural. Un recuerdo constante de que Buenos Aires se construye a partir de la diferencia. Forcemos el debate y hagamos que la Ciudad de Buenos Aires se vuelva la Ciudad de Todos.