La semana pasada el Senado de la Nación demoró irremediablemente la legalización de la interrupción del embarazo. Con su accionar condenó a miles de mujeres que no cuentan con los recursos para realizar un aborto en condiciones de sanidad y deben someterse a lo peor de la clandestinidad. Sin embargo, la sociedad no mantuvo una actitud pasiva y respondió rápidamente. El día después de la votación se multiplicaron los pañuelos verdes, especialistas volvieron a colmar los programas de televisión, se corrió el rumor de que la legalización llegaría a través del nuevo Código Penal. Todas estas fueron respuestas de una sociedad donde la interrupción voluntaria del embarazo se ha ganado su lugar como un derecho que debe ser conquistado.
Ayer la Administración Nacional de Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT) habilitó a un laboratorio a la producción y distribución de misoprostol. Esta droga esta recomendada por la Organización Mundial de la Salud para la interrupción de embarazos. En Argentina ya podía obtenerse esta droga, pero solo combinada con diclofenac lo que aumentaba exponencialmente su precio.
Aunque el misoprostol no sea de venta al público y no pueda adquirirse en una farmacia -solo en Hospitales- la ANMAT ha indicado que la naturaleza de esta nueva autorización es para uso ginecólogo u obstétrico.
Aunque es un paso pequeño, es fundamental. Nos indica que el consenso que tardó 13 años en forjarse con las compañeras de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito hoy ya esta más que consolidado y que sobramos los actores dentro y fuera de la política que reconocen la necesidad de la legalización de esta práctica.
Nuevamente, no se trata de un convencimiento moral o religioso. No vamos a decir que un aborto es algo grato, porque eso sería una falta a la verdad y una falta de respeto a las mujeres que han atravesado por ellos. Lo que nosotros estamos discutiendo hoy es una cuestión de salud pública, merece ser tratado como tal. Teniendo las capacidades de evitar muertes producto de la clandestinidad, al mantenernos pasivos somos cómplices y verdugos de esas mujeres.
Brego porque encontremos soluciones al corto, mediano y largo plazo para el martirio que son las muertes por abortos clandestinos. Que coronemos el sentir de la sociedad argentina con una ley que sea de avanzada, que sirva de ejemplo y que proteja la integridad física y mental de las mujeres que eligen ejercer este derecho.
La información acerca de la distribución del misoprostol puede ser expandida en la siguiente nota https://www.clarin.com/sociedad/podran-usar-nuevo-misoprostol-aprobo-anmat_0_rk0cS3-8Q.html”